30 de noviembre de 2018

Madera y eficiencia energética, triple R


La eficiencia energética se basa en el consumo de energía necesario en un determinado edificio, tanto en su construcción como en su mantenimiento, para ello, se tienen en cuenta el estudio de calefacción, refrigeración, ventilación, agua caliente, iluminación...

Desde junio de 2013 toda vivienda que se vende o alquila debiera tener su etiqueta de calificación energética, esta calificación oscila en un intervalo de siete niveles que se denotan con las primeras letras del abecedario, siendo A el máximo y G el último nivel. En edificios construidos, una calificación energética superior estará ligada a un mayor ahorro energético y por tanto a una mejor valoración de estos inmuebles en el mercado.


En la eficiencia energética, la madera tiene una importancia doble; por una parte, debido al menor consumo de energía que precisa su transformación en relación con otros materiales como el hormigón y el acero, ya que las soluciones constructivas en madera requieren muy poca energía en su producción. Por otra parte, centrándonos en el inmueble, aquellos edificios con elementos de madera tenderán a tener un consumo energético menor, pues debido a su estructura celular, la madera a diferencia de los metales, por ejemplo, es un mal conductor motivo por el cual nos proporcionará un buen aislamiento térmico. 


A pesar de estar muy extendidos los falsos mitos sobre las holguras y desajustes de la madera en la actualidad, gracias a los grandes avances técnicos que se han experimentado en esta dirección durante los últimos tiempos cabe destacar el gran hermetismo que poseen los diferentes elementos de carpintería, tanto es así, que en el mercado podemos encontrar puertas y ventanas de madera con la máxima calificación energética (etiqueta A).


Además, en el apartado de cubiertas, revestimientos y elementos estructurales la madera nos permitirá la posibilidad de disponer de una gran cantidad de aislamiento además de mayor eficacia en la solución para encuentros estructurales con unos puentes térmicos mucho menores que en el resto de materiales.


Siempre que hablamos de un tema como la eficiencia energética el análisis suele realizarse desde la perspectiva de las características funcionales y estructurales del edificio, sin embargo, no le otorgamos la importancia necesaria a las técnicas constructivas y los materiales empleados. En este ámbito no existen rivales para la madera dado que es el único material empleado en la construcción que cumple con la triple R:


Reduce las emisiones de CO2 a la atmósfera, siendo el único material que absorbe mucho más CO2 en su crecimiento del que genera su proceso de transformación.

Recicla: tiene la capacidad de transformarse para darle nuevos usos como ocurre en el caso de los numerosos palets convertidos en mobiliario de estilo industrial.

Reutilizar: la madera puede tener varias utilidades diferentes, ejemplo de ello son las antiguas traviesas de los trenes tan utilizadas actualmente en jardinería.

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