Jugar entre curvas de nivel, jugar como si estuvieras en el exterior, entre montañas... esta es la idea de las salas de juegos del edificio Towada City en Japón.
"Este edificio de madera fue construido como centro comunitario, para la reunión de los ciudadanos. Repetimos la solución de los tejados en la fachada para que pudiera fundirse con el paisaje urbano vecino, constituido por pequeñas casas". Kengo Kuma&Associates
Este edificio es una extensión del espacio público, una plaza para la calle, Michi-no-Hiroba. Varios volúmenes cobijados bajo una cubierta que rememora la imagen de las pequeñas casas del lugar, acogen distintos usos: juegos para niños, una zona de cocina, un tatami...
Interiormente la calidez del espacio queda en manos de la madera. Un suelo de madera que se alza de la cota cero, recreando un mundo colinas, un espacio interactivo donde los niños pueden jugar en el duro invierno como si estuvieran en el exterior, subiendo, bajando... pero donde otros más mayores pueden recrearse con la lectura.
La madera cubre también grandes superficies de techo, las mismas lamas de cedro japonés que recubren la fachada, se anclan a la estructura metálica del edificio dotando a los espacios interiores de luminosidad y calidez.
Exteriormente el edificio, una sucesión de volúmenes que recuerda la arquitectura del lugar, combinan las superficies acristaladas de suelo a techo con un recubrimiento de madera en cedro japonés. Lamas de este material que dispuestas a modo de celosías, dejan entrever lo que ocurre en el interior, volcando el edificio a la plaza y la plaza al edificio.
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