Después de haberse consagrado como un maestro en el empleo del hormigón, el arquitecto cambia aquí de material para adaptarse al programa requerido y retoma de alguna manera la tradición japonesa en el trabajo de la madera.
EL proyecto final se resolvió con dos edificios ligados a través de una pasarela rectilínea, lanzada en medio de los árboles. Al final de esta pasarela se encuentra el templete de hormigón armado de base cuadrada que constituye el espacio de primera acogida al visitante, en fuerte contraste con el medio natural en el que se enclava.
El volumen principal, destinado a exposición es un tronco de cono de
planta circular de 46 m de diámetro, vaciado en su interior. El espacio
museográfico se desarrolla entre las dos paredes así creadas, una
oblícua y la otra vertical, acompasado por el ritmo de las altas hileras
de madera que en pies derechos de 4 en 4 soportan la armadura y la
cubierta.
Una única fuente de luz natural proveniente de la linterna central ilumina el regularmente el entrelazamiento de los pórticos.
El recorrido de los visitantes se realiza a lo largo de una rampa curvilínea sinuosa por el espacio interior para finalmente acceder al gran vacío central que de forma emblemática se encuentra entre el cielo y el agua de los surtidores de aguas o por del suelo.
El gran vacío interior tiene un revestimiento de tabla de cedro rojo, madera que se repite en otros revestimientos. Todos los elementos estructurales son de madera laminada de abeto.
El recorrido de los visitantes se realiza a lo largo de una rampa curvilínea sinuosa por el espacio interior para finalmente acceder al gran vacío central que de forma emblemática se encuentra entre el cielo y el agua de los surtidores de aguas o por del suelo.
El gran vacío interior tiene un revestimiento de tabla de cedro rojo, madera que se repite en otros revestimientos. Todos los elementos estructurales son de madera laminada de abeto.
Un clásico de la arquitectura en madera, me trae recuerdos de la época de estudiante. Saludos!!!
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