Nos hemos encontrado hoy con este interesante proyecto del estudio de arquitectura Flores Prats que se inspira en un curioso elemento: los grandes baúles de los antiguos viajeros decimonónicos. Sus arquitectos experimentan con el espacio reducido y con una nueva forma de habitarlo mediante la implantación en él de dos grandes muebles que contienen en su interior todos los elementos necesarios en una vivienda.
El proyecto surgió de la necesidad de una pareja de Mallorca
que viajaban un par de veces al mes a Barcelona y necesitaban un lugar
que funcionara como alojamiento temporal para un par de días. Una de las
preocupaciones de los clientes era el tener que cubrir con sábanas
todos los muebles al irse para que no acumularan polvo y descubrirlos
cuando llegaban, una tarea que les resultaba tediosa para el poco tiempo
que pasaban en la vivienda.
La casa, situada en un antiguo edificio de barcelona, era un viejo
lavadero rehabilitado de unos 27 m2 (9 x 3 x 3 metros), con un aseo, y
una buena claraboya en el techo que introducía la luz al interior. En el
centro del espacio se colocaron estos dos grandes muebles de madera que
al abrirse colonizaban el lugar transformándolo por completo.
La
primera sensación que uno se lleva cuando entra al apartamento es la de
un espacio vacío con dos grandes cajas de madera en el centro.
Estas cajas en realidad son todo el mobiliario necesario para vivir, con
una pequeña cocina, dos camas escondidas, armarios, cajones… Cada
función está oculta, solo es
necesario levantar una tapa o deslizar una parte para descubrir la
cocina, obtener una mesa, un sofá, una cama… El diseño de estos muebles
plegables realizados con madera contrachapada es bastante sencillo e
ingenioso.
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