La concepción de este proyecto surge de la necesidad de una remodelación de la cantina del instituto La Bruyère, en Versalles.
El trabajo multidisciplinar del estudio de arquitectura Sam Arquitectos y la empresa Métalobil, consiguen plasmar la idea original del diseñador Roret Benjamin, basada en la utilización de lamas de de madera de abedul, estableciendo con ellas pieles que definen los diferentes espacios.
El restaurante se prolonga en un volumen de 70 m. de largo por 14 m. de ancho y 6 metros de altura, con diversas divisiones para la cocina, comedor o espacios de recreo y acceso.
Este volumen se presenta parcialmente enterrado, así el principal atractivo del proyecto es la realización de una entreplanta que permite el acceso a planta baja y al mismo tiempo favorece la difusión de los flujos procedentes del techo del comedor en ambas líneas de distribución, garantizando la continuidad.
Para ello, la utilización de la madera contrachapada de abedul en todo el conjunto, proporciona una lectura excepcional de esta actuación, más amplia y generosa.
El espacio elevado frente al comedor da la posibilidad de contar con un lugar de encuentro y relajación, desde dónde se divisa todo el comedor. Se despliega sobre una de sus paredes la prolongación de lamas de techo dando lugar a una estructura original de asiento.
La madera de abedul, cómo protagonista, define la atmósfera del conjunto así cómo los diferentes espacios. El desarrollo de lamas en techo marcan la conexión entre el espacio elevado y el resto de la sala, coincidiendo en su descuelgue esférico con la eclosión de un volumen circular en la parte central del comedor, que marca el espacio reservado para el profesorado.
Un mobiliario especial, igualmente en madera de abedul, de dos metros de altura, funciona tanto de barrera visual, como de asiento. El acercamiento del falso techo implica más privacidad y mejora las características acústicas, redefiniendo así los conceptos de intimidad y comunicación.
La compleja geometría asegura el funcionamiento de los elementos gracias al diseño y fabricación por control numérico, que hacen de la precisión una obra de arte.
Fotografía© Charly Broyez.
Entrada creada por Gubia
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