Es la Fundación Cultural Elisabeth y Helmuth Uhl, ubicada en la ladera de una montaña en Laives, cerca de Bolzano y resultado de un concurso internacional de arquitectura entre quince equipos de Alemania, Austriza, Italia y Suiza.
El proyecto se sitúa sobre la huella de los edificios anteriormente demolidos y consta de tres volúmenes construidos con materiales muy distintos, muchos de ellos recuperados de la demolición anterior. Este juego de materiales forma parte de la relación entre las tradiciones del lugar y la innovación tecnológica, entre el espacio de relaciones y el espacio de trabajo, se convierten en elementos de diálogo con la historia y la cultura de la región.
La base, que contiene las áreas de servicio de las actividades de la fundación y las habitaciones de huéspedes, está construida con paneles de madera contralaminada y dispone, en muchas de las salas, de un pavimento macizo de lamas madera de abeto que combina en tonos con los huecos exteriores, cerrados con ventanas de madera, las paredes de contralaminado, e incluso las puertas.
Exteriormente la base, asoma al paisaje con una fachada revestida con yeso y franjas horizontales de piedras de pórfido, recordando a los edificios locales tradicionales.
Sobre ella se sitúa un volumen de vidrio y acero que aloja las actividades propias de la fundación. Un volumen casi virtual que se convierte en filtro de visiones del resto.
El último volumen, que juega en cubierta con inclinaciones contrarias al de vidrio, es el lugar de ocio y comedor de la fundación. Interiormente la madera está presente en techos y suelo. Exteriormente es un bello ejemplo de las tradicionales fachadas revestidas con tejuelas, pequeñas piezas de madera _en este caso de madera de alerce_, cortadas a mano que se solapan entre sí en su colocación y que forman parte de la arquitectura tradicional de muchas regiones de Italia y Suiza.
La zona donde los volúmenes confluyen es un espacio rico en relaciones entre ellos, pero también con el paisaje circundante. El proyecto muestra en este punto las tensiones generadas por la orografía del lugar. Los edificios están diseñados para proteger a los huéspedes de las condiciones climáticas particulares, pero al mismo tiempo para permitirles disfrutar de los beneficios creados por el entorno y las maravillosas vistas.
A efectos sostenibles el edificio reutiliza el calor generado por el volumen de vidrio y dispone de un gran tanque de 20,000 litros, aislado térmicamente y una caldera de biomasa para dotar de calefacción por suelo radiante a todo el complejo.
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