La propuesta de este estudio de arquitectura de Vancouver consiste en la
agrupación de refugios que puedan acoger a la vez pequeños grupos de
patinadores. De espaldas al viento, como los búfalos, parecen cobrar
vida por la manera en que se emplazan, como protegiéndose los unos a los
otros.
Están compuestos por dobles capas de madera contrachapada flexible
cortadas en patrones y ensambladas para formar una armadura de base
triangular, cuerpo en forma de cuña y remate a modo de cresta.
La yuxtaposición de dos refugios (primera unidad de agrupamiento)
establece una relación formal a raíz de una rotación de 120 grados de
uno con respecto del otro. La segunda unidad de agrupamiento estaría
formada por tres refugios, rotados 90 grados con respecto al anterior.
En ellos se quiere establecer una relación dinámica con el sol y el
viento.
Su crujir y balanceo y el suave movimiento provocado por el viento, las
convierten en estructuras de apariencia viva y delicada. Flotan
peligrosamente en la superficie helada de los ríos, como sacudiéndose la
nieve que pueda adherirse a su superficie. Su naturaleza frágil quiere
conseguir que los protegidos no pierdan la consciencia de la ferocidad,
pero también belleza, del invierno de la pradera canadiense.
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