Ayer estuvimos colaborando en el
tratamiento fungicida de la vivienda de un antiguo cliente en El Puerto de
Santa María, después de detectar hace apenas un mes un intenso ataque de
termitas subterráneas en diversos elementos de madera de la vivienda.
El centro de dicho municipio, es
como casi el 100% de todo el territorio español y todo el sur de Europa, una
zona intensamente afectada por el ataque de estos agentes xilófagos.
En nuestro caso la detección se
hizo al observar que el rodapié de MDF lacado que cubría la holgura perimetral de
la tarima maciza comenzó a descascarillarse y al golpearlo comprobamos que en
algunas zonas tan sólo quedaba la película de laca.
Después de retirar todo el
rodapié del perímetro pudimos ver las termitas en activo, así como unos canales
terrosos en toda la zona inferior del muro. El rodapié de MDF estaba totalmente
deteriorado, sin embargo la tarima de madera maciza de bambú apenas presentaba
ataque.
De todos es sabido que las
termitas atacan tanto a madera de coníferas como de frondosas, de hecho la
norma EN 350-2 determina la durabilidad natural en el duramen de diversas maderas,
calificando a las distintas clases de pinos como no durables, las frondosas
europeas poco o no durables y las frondosas tropicales medianamente, poco o no
durables. El bambú no aparece en las tablas de clasificación pero vista la
experiencia nos atrevemos a calificarla como una madera durable.
Son dos los sistemas que pueden
emplearse para paliar un ataque de termitas, el químico con fungicidas y el
biológico mediante cebos. Debido al ataque concreto que pudimos apreciar en la
vivienda y la estética de la misma_ toda la planta baja está acabada con tarima
de madera de bambú en muy buenas condiciones_ se optó por usar el primero de
ellos para lo cual se practicaron perforaciones cercanas al muro de la planta
sótano y perforaciones en la zona inferior de los muros de planta baja,
infiltrando en ellos la parte correspondiente de fungicida. El ataque en planta
baja se reforzó con la infiltración bajo la tarima de Corpol.
El proceso consistió en realizar
unos taladros en la madera algo mayores al diámetro de los tacos a través de
los cuales se inyecta el fungicida, en este caso Corpol, formado por la
combinación de tres fungicidas en base acuosa: propiconazol, tebuconazol e
IPBC. Se colocó el taco e inyectó a presión el líquido. Posteriormente unos
tapones de bambú previamente preparados en nuestra carpintería se introdujeron
en los taladros y con formón se dejaron a nivel de la tarima.
Un toque final de barniz
favoreció el que el tratamiento quedara inapreciable y totalmente estético.
Fotografías: Grupo GUBIA, PEMADE
Fotografías: Grupo GUBIA, PEMADE
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