Los secaderos de tabaco son unas construcciones agrícolas tradicionales de la Vega de Granada, que constituyen una referencia rural dentro del paisaje de esta localidad. Actualmente muchos de ellos han desaparecido pero otros han sido absorbidos dentro del tejido urbano, como es el caso del edificio objeto de esta rehabilitación.
Las limitaciones de edificabilidad que la normativa local
imponían, se convierten en un recurso para el estudio de Granada M57, liderado por Rubens Cortés y autor de esta
intervención, que recurre a una planta enterrada que alberga los distintos
requerimientos del programa y un volumen de madera, liviano y reversible, que
duplica la longitud de la nave mayor y mantiene la crujía evocando las típicas
estructuras de los "secaderos de palo".
La sala principal de lectura es un espacio próximo a la
naturaleza construida con madera de elondo. El lector se sumerge en la lectura
gracias al juego de luces y sombras generado por la propia edificación,
mientras su proximidad a la naturaleza se hace patente a través de sus huecos.
Estructuralmente suelo, pared y techo
forman un anillo entramado que apoya sobre muros de hormigón, a modo de
pórticos consecutivos de altura decreciente. La estructura portante vertical
consta de pies derechos de madera maciza de elondo se sección 90 x 90 mm
separados entre sí, entre los cuales aparecen una serie de montantes de menor
sección dispuestos en toda la altura del edificio. Los huecos se cubren
alternativamente por madera y vidrio, generando una fachada a modo de celosía.
La sala principal de lectura es un espacio próximo a la
naturaleza construida con madera de elondo. El lector se sumerge en la lectura
gracias al juego de luces y sombras generado por la propia edificación,
mientras su proximidad a la naturaleza se hace patente a través de sus huecos.
Estructuralmente suelo, pared y techo
forman un anillo entramado que apoya sobre muros de hormigón, a modo de
pórticos consecutivos de altura decreciente. La estructura portante vertical
consta de pies derechos de madera maciza de elondo se sección 90 x 90 mm
separados entre sí, entre los cuales aparecen una serie de montantes de menor
sección dispuestos en toda la altura del edificio. Los huecos se cubren
alternativamente por madera y vidrio, generando una fachada a modo de celosía.
Los montantes se prolongan con su
misma sección formando el suelo, macizándose con nuevas piezas de elondo que no
llegan a los muros y que proporcionan una franja de luz natural a los espacios
inferiores.
Finalmente junto a la sala de lectura
enterrada se encuentra una sala de lectura infantil, a la que se accede
directamente desde el exterior a través de una amplia escalinata, mientras el
almacén de libros cierra esa planta.
Más información: http://www.arquitecturaviva.com/Info/news/details/2544, Boletín de información técnica de AITIM nº 270
Más información: http://www.arquitecturaviva.com/Info/news/details/2544, Boletín de información técnica de AITIM nº 270


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