23 de febrero de 2016

Una casa de madera circular


Con las vacaciones de Semana Santa a la vista os traemos esta casa de vacaciones en la isla de Mon, en Dinamarca. El estudio de arquitectura capitaneado por Han Henrik Jansen diseña allí esta fabulosa casa rural, una casa entre la fantasía y la realidad en la que nada es lo que parece.

La nueva vivienda se inserta en la isla, serpenteada por montes, praderas y lagos, buscando precisamente este paraje interior. Con una organización modular de los usos, se logra una imagen exterior del conjunto mucho menor de lo que en realidad alberga interiormente. Cada módulo se asienta sobre un pequeño montículo disminuyendo además el impacto visual de la construcción dentro del paisaje natural. Sin embargo, la autonomía de las partes es solo la apariencia exterior ya que todo el conjunto queda unido interiormente.

Su forma circular, además de un reto al diseño arquitectónico tradicional, permite el aprovechamiento de las vistas con las que cuenta la vivienda. Las grandes aberturas al exterior son una constante en las estancias de la casa, haciendo de cada una de ellas una experiencia única.


Siguiendo con la intención de disminuir el impacto en el paisaje, la fachada ha sido revestida con troncos naturales de pino en posición vertical, lo que hace del conjunto un ente unitario en el que toman relevancia los grandes huecos. La forma circular de los módulos se repite en las terrazas exteriores anexas a las estancias y sutilmente delimitadas por pequeños cambios de nivel. Unos sinuosos caminos formados por pieza también circulares condicen al visitante al interior de la vivienda.


La imagen rústica de las fachadas exteriores contrasta con el predominio del blanco en los revestimientos interiores, tablones de madera pintada de blanco que dan paso al protagonismo del mobiliario de roble y las vistas. El curioso pavimento está realizado a modo de mosaico con guijarros de las playas cercanas, trayendo a nuestra memoria los paisajes exteriores y creando la sensación de estar aún en plena naturaleza.


Los muebles están fabricados con madera de roble aceitada resaltando la veta y naturalidad de la madera y junto con las lámparas de latón crean ambientes cálidos y acogedores. Estos materiales predominantes en el interior, se combinan con piezas de latón en el baño y hornacinas en las paredes donde se integran también puertas de lineas sencillas.


Dentro de este mundo de fantasía, los dormitorios se invierten al ideario general y los pies de la cama salen al exterior, hacia la gran abertura que preside la estancia y gracias a la cual se puede disfrutar de la naturaleza desde la intimidad de la vivienda. Con una organización innovadora, el cabecero de la cama termina al otro lado con un escritorio, resolviendo todo el espacio con un único mueble.


¿No entran ganas de pasar una temporada en una vivienda tan sugerente como ésta y dar rienda suelta a la imaginación de vuestro niño interior? 


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Entrada creada por Grupo Gubia.

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