Nos encanta el detalle, aprovechar cada rincón y hacer de cualquier espacio por pequeño que sea un lugar de ensueño.
Cuando Dolores nos visitó y nos brindó la oportunidad de habilitar su pequeño estudio en un lugar agradable y cómodo para vivir, no nos lo pensamos. Sólo contábamos con 20m2 para desarrollar un espacio para dormir, un espacio para cocinar, un espacio de estar y por supuesto un baño, que en este caso existía y sólo debíamos equipar.
Acostumbrados a grandes obras de carpintería, este pequeño proyecto de interiorismo nos hizo cambiar por unos meses el chip y comenzamos a pensar en muebles que al transformarse cambiaran el uso del único espacio del que disponíamos, muebles a medida que optimizaran esos 20m2.
Dos frentes de muebles enfrentados, realizados con tableros lacados en blanco con pinceladas en tableros de abedul, bastaron. Uno de ellos oculta la cama y el otro alberga la cocina. Cajones y puertas prescinden de tiradores para dejar paso a uñeros embutidos en los tableros que, en el caso de la cama se disponen como lineas inclinadas que forman parte del diseño del mueble. Una hornacina central y un hueco alargado con baldas aportan el toque de color y calidez mediante el empleo de la madera de abedul.
El otro frente contiene la cocina y en él una ingeniosa mesa abatible, también de abedul, transforma según su posición parte del espacio útil en zona de comedor.
El espacio permanece continuamente vivo gracias al movimiento y transformación del mobiliario. El paso del día a la noche se acompaña con el pliegue de la mesa y la apertura de la cama.
Cada detalle, tiradores embutidos, cantos vistos, los herrajes de acero de la mesa... aportan sensibilidad y calidad a cada pieza y con ello al espacio resultante. Belleza, armonía y orden en pequeñas grandes dosis...
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