¿Sabéis que el 85% de las patologías en pavimentos de madera se deben al estado de la solera sobre la que se instalan?
Os hemos hablado de los distintos tipos de pavimentos de madera, sus características, ventajas e inconvenientes, diferencias... pero hoy vamos a centrarnos en la base sobre la que se colocan.
La solera es la capa de hormigón que actúa como superficie estructural sobre la que se instala el pavimento. Haciendo un símil, podríamos decir que la solera es a un pavimento de madera lo mismo que los cimientos a un edificio, es decir, aquello que no se ve pero sobre lo que se sustenta todo lo demás. El hecho de no verse hace que en numerosas ocasiones no se le otorgue la importancia que realmente tiene y con el tiempo aparezcan desperfectos en el pavimento cuyo germen no es la inestabilidad de la madera en sí, sino los fallos de una solera que no cumple los seis requisitos que vamos a exponer a continuación.
1. Debe ser suficientemente compacta y no arenosa.
Se podrá comprobar fácilmente golpeando con un martillo o marcando con un clavo. Si todo está bien nuestra solera no debería sufrir ningún tipo de daño, de no ser así, el pavimento encolado a ella cuando contraiga o dilate no encontrará resistencia, nada que lo sujete y como consecuencia nuestra tarima podrá "levantarse".
2. No debe contener fisuras ni grietas.
Podrán aparecer pequeñas fisuras de no más de 1mm de grosor, debiendo buscar soluciones en caso de superar dicho tamaño.
Las grietas en una solera indican falta de adherencia entre las capas y con ello la posible disgregación de las mismas.
3. Suficientemente estabilizada y seca.
Este apartado resulta trascendental, el carácter higroscópico de la madera hace que esta intercambie humedad con el medio en el que se encuentra, absorbiendo humedad excesiva o cediéndola. Estas variaciones ocasionarán a su vez variaciones dimensionales que si bien influyen poco al largo de las tablas, sí lo hacen al ancho de las mismas.
Un crecimiento de un milímetro por tabla, hará que diez tablas crezcan un centímetro, absorbiendo las holguras perimetrales que toda instalación requiere y con ello provocando el levantamiento del suelo. La humedad también se puede manifestar por el cambio de tonalidad de la madera.
Para evitar estas situaciones que pueden ser realmente problemáticas, habrá que medir antes de la instalación de cualquier pavimento de madera el contenido de humedad de la solera, que deberá estar por debajo del 2,5%.
4. Deberá ser plana y horizontal de acuerdo con el tipo de pavimento a instalar.
Respecto de la planitud local, no deberán manifestarse flechas de más de 1mm medida con regla de 20cm, siendo admisible hasta 3mm en una longitud de 2m para parquets flotantes y 5mm en los pegados a solera.
Respecto a la horizontalidad no deberá haber variaciones de más de 0.5%.
5. Suficientemente lisa y dura con relación al tipo de pavimento a instalar.
Aunque lisa, las pequeñas y controladas rugosidades de la solera ayudan al anclaje de los adhesivos. Por su parte, la dureza de la misma supondrá la buena cohesión de los elementos que la integran.
6. Limpia sin restos de yeso, pintura, etc.
De lo contrario la superficie no estaría lisa incumpliendo el requisito anterior.
Si seguimos estas pautas tan solo nos quedará disfrutar de nuestro suelo de madera sin más preocupaciones.
Entrada creada por Grupo Gubia
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