Os hablamos hoy de un edificio religioso de bajo impacto ecológico, situado en Oakland, California, en cuya construcción predomina la madera de pino Oregón.
La Catedral del Cristo de la Luz, forma parte de un complejo de más de 68.000 metros cuadrados situado estratégicamente en la ciudad de Oakland, en dos manzanas con vistas al lago Merritt. El lugar elegido se transforma en una inmensa plaza pública, accesible desde todas direcciones, que conecta la Catedral con el centro comercial de la ciudad y los barrios vecinos.
El edificio con 40 metros de altura, y capacidad para 1350 personas sentadas, es una mezcla de tradición artesana y la más avanzada tecnología. Sus arquitectos Skidmore, Owings & Merrill LLP explican que su intención desde el principio fue minimizar el impacto ambiental de la construcción.
Para la cimentación usan un hormigón procedente de desechos de
la combustión del carbón y el acero, y cenizas volantes, usando
para su producción menos energía que en un hormigón tradicional.
Esta base de hormigón se eleva unos 5 metros sobre el nivel de la calle a
modo de podio y alberga funciones administrativas y técnicas del
edificio.
La cara exterior posee una estructura metálica, que combina fibra de vidrio y vidrios de baja emisión térmica como revestimiento, modulando así la luz del día y regulando la ganancia de calor en el interior. Ambas pieles se unen mediante tensores de acero galvanizado y puntales de madera.
Como su nombre indica, la Catedral se basa en la tradición de la
luz como un fenómeno sagrado, el espacio está totalmente iluminado
por la luz del día, con la excepción de los oficios de la tarde,
disminuyendo así el consumo energético del complejo.
Los arquitectos buscaron recrear el camino de la vida, por ello nada más entrar por un vestíbulo muy acotado que enfatiza la percepción de la nave, puede verse una fuente bautismal, entre las paredes Alfa y Omega situadas en los extremos del templo.
Alfa, simboliza el comienzo de la vida y está sobre la pared de ingreso, mientras que en el otro extremo, tras el altar, la ventana Omega se convierte en una
reinterpretación de una pintura del siglo XII. 94000 perforaciones
sobre paneles de aluminio anodizado, realizadas a modo de píxeles
mediante un proceso digital, dan vida a una sorprendente imagen de
18m de altura, basada simplemente en el juego de luz producido cuando
ésta atraviesa las perforaciones de distintos tamaños.
Piezas más pequeñas de abeto Douglas apiladas de modo arbitrario, formando llenos y vacíos hacen las veces de deambulatorios y separaciones de salas dentro del edificio, siempre permitiendo miradas cruzadas entre ellas.
Fotografía: Timothy Hursley / César Rubio
Más información:
http://www.som.com/projects/cathedral_of_christ_the_light__structural_engineering
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